VOCES DE SAN LUIS
Por Fernando Díaz de León Cardona
Dice el secretario de Seguridad Pública en el Estado, José Luis Ruiz Contreras, que el narcomenudeo no es asunto que deba preocuparnos, que no es grave porque no es un delito recurrente como en tiempos de la “maldita herencia”. Quien sabe en que planeta vivirá este señor que minimiza uno de los principales problemas que afecta a decenas de miles de jóvenes.
Ya el Supremo Tribunal de Justicia en el Estado, a través de su titular, Arturo Morales Silva, dijo que por lo menos se procesan diariamente entre 20 y 25 casos por este delito. Si ello no es alarmante, pues entonces estamos bien jodidos. Que no se atienda debidamente el problema o que se deje pasar un fenómeno que resulta evidente, nos coloca en estado de indefensión.
Si para el señor responsable de la seguridad pública, el narcomenudeo no es una prioridad o no es tan grave como lo afirma, vayamos pues a otros rubros como es el robo de vehículos que alcanza cifras alarmantes. Tan solo en el último semestre, se robaron cerca de 340 unidades por mes. Algunas con lujo de violencia, y otros, las ratas haciendo gala de sus habilidades para abrirlos y llevárselos para venderlos o desmantelarlos.
Los robos cibernéticos, los asaltos a casa-habitación, los atracos a transeúntes, a cuentahabientes, al comercio y a las empresas, son el pan de cada día y el señor encargado de la seguridad no puede ni debe salirse por la libre diciendo que es resultado de “una herencia maldita”. Vaya manera de demostrar su franca mediocridad e irresponsabilidad al frente de la instancia que debiera vigilar o proteger el patrimonio de los potosinos.
Los módulos de seguridad existentes en barrios y colonias fueron abandonados y se convirtieron en verdaderos nidos para la delincuencia o el pandillerismo. Esta infraestructura prácticamente abandonada e inutilizada, debiera reactivarse con algún programa de prevención del delito impulsado desde la propia Secretaría de Seguridad Pública estatal o municipal. Lamentablemente no hay un proyecto orientado a ello, simplemente las instalaciones se abandonaron.
Hoy por hoy, el gobernador del estado está proponiendo mejor que estos sitios se conviertan en tortillerías, en consultorios médicos o destinarlos para la venta o regalía de agua para la ciudadanía de escasos recursos. La idea no es mala, sin embargo, es mejor priorizar los problemas porque el asunto de la inseguridad o la falta de vigilancia en barrios y colonias es un tema urgente que atender.
Estamos convencidos que la gente optaría por una mejor seguridad que ir a recoger un par de garrafones de agua, acudir a una consulta o ir por un kilo de tortilla. A la población le interesa más que sus hijos no caigan en la tentación o en las garras del vicio o que se le despoje de su patrimonio.
Si este tema fuera sometido a consulta pública, apostamos doble contra sencillo que la gente votará porque exista más y mejor seguridad. En todo caso, inviértanle y reactiven esos módulos convertidos hoy en nidos de ratas.
Hasta pronto