DE FONDO
Fernando Díaz de León Cardona
Este próximo lunes, Donal Trump, asume la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica. En varias ocasiones a proferido insultos y amenazas en contra de México, Canadá, China y otros países. Llega, según él con la espada desenvainada y ha puesto a temblar a varios paises.
Al gobierno mexicano, – en particular, el presidente que se siente el más poderoso del mundo, amenazó con deportaciones masivas de indocumentados y ya en México, el gobierno dice estar preparado para recibir sabrá Dios a cuantos migrantes.
Aquí en San Luis Potosí, el gobierno del estado ya anunció que más de una treintena de empresas estarán en posibilidad de brindar unos tres mil empleos. Como le van a hacer para todo lo que eso significa, solo ellos lo saben porque son miles de potosinos indocumentados radicados allá.
De entrada, no tendrán una casa donde vivir en la capital; cuestan mucho y las rentas son caras; el salario no es que digamos la gran cosa; no tendrán en que moverse y, – lo más grave, tendrán que dejar a sus familias en sus lugares de origen si es que deciden venirse a trabajar a la capital.
Que va a ocurrir con tanto centro y sudamericano que se encuentra varado en la frontera con Estados Unidos. Suponemos que, o los gringos los dejan entrar o al gobierno mexicano no le quedará de otra que regresarlos a todos esos países envueltos en la violencia y la pobreza extrema.
Los dichos de Trump, de que va a declarar terroristas a los grupos de la delincuencia organizada, tampoco es enchílame otra. Para empezar, como es que va a etiquetar a esos grupos cuando todo mundo sabe que son justamente ellos quienes les venden las armas, las trafican y luego somos nosotros quienes ponemos los muertos.
Eso de que el fentanilo y otras drogas se producen o pasan por México, pues es algo que siempre ha existido. A poco no fue el Ejercito del pasado o las policías quienes simulaban para que se transportara y pasara tanta droga. Una vez dijo Caro Quintero “Denme chance de pasar la mota a los EE. UU. y yo les pago la deuda”, por esas andaba y casi le funciona.
Esa amenaza que tanto festinan los gringos de que se cobrará mayores aranceles o impuestos a las exportaciones, tendrá para todos unos costos. Los americanos dejarán de recibir muchos productos y los mexicanos y canadienses dejarán de enviar sus mercancías si es que este hombre se empecina con joderse a los empresarios o agricultores.
Desde luego que este Lorenzo podrá hacerlo. Solo que los países afectados podrán optar por explorar otros mercados. De hecho, ya lo están haciendo con China, con Vietnam y con Tailandia, entre otros. Finalmente, si la amenaza de Trump en incrementar aranceles se cumple, habrá perdedores y enormes consecuencias de uno y otro país, ya lo verán.
La otra medida que Trump ha desplegado a través de su Departamento de Estado, es incursionar militarmente en México para combatir al crimen organizado. Para empezar, la DEA siempre ha estado presente, coludida o no con el narcotráfico, venta y compra de armas ahí ha estado.
Ya se le olvidó a Trump que los mexicanos son cabrones y que le puede suceder lo que pasó en Columbus cuando las tropas villistas se metieron hasta la cocina. Hasta ahora todo ha sido mediático y prevalece el afán negociador y diplomático, pero el gringo no debe olvidar la historia.
Eso de querer cambiar el nombre al Golfo de México, es una abierta y clara intromisión y un monumental desconocimiento de la historia. En fin, a ver que más se le ocurre a este hombre.
Hasta pronto