CAMINANTE
Toño Martínez
Si regresara a ser niño me volvería a colgar la resortera del cuello, el balero y el yoyo; volvería a jugar a las canicas aunque rompiera las rodillas del pantalón, a hacer papalotes de papel china pegada con engrudo, con varillas de bambú y cola de trapos viejos y lanzarlos al viento jalando la pita.
Volvería a meterme descalzo a los charcos y saldría a correr bajo la lluvia hasta empaparme; a jugar a las estatuas de marfil, a la robili robili y a las vencidas jalando una cuerda entre dos grupos, a trepar árboles aunque terminara todo raspado o astillado, o irme a nadar al río con la palomilla y si mi mamá me regañaba o daba con la chancla o mi papá con el cinturón gritaría para decir ..! Ay amá, apá ya no lo vuelvo a hacer..!!, aunque al dia siguiente y al otro y si otro haría lo mismo.
De todos modos sabría que me querían y al rato me acariciarían diciendo “muchacho cabezón como nos haces batallar” .
Si yo volviera a ser niño iría otra vez al catecismo y a la doctrina donde las catequistas daban premios a los que mas aprendían, o boletitos amarillos o azules a todos para comprar cosas en las kermeses que hacían al lado de la parroquia.
En la escuela no haria enojar a las maestras para que no me aventaran el borrador.
Si volviera a ser niño me tendería en la yerba por las noches para mirar el esplendor de la Via Láctea, las estrellas titilantes o la luna con el conejo enmedio mientras escucharía el chirr chirr de los grillos y vería a a las luciérnagas prendiendo y apagando la luz de su pancita.
Si regresara a mi niñez volaría con las alas del pensamiento por el firmamento hasta llegar a otros mundos como si fuera un súper héroe; o usaría la escoba como caballito para cabalgar por caminos misteriosos descubriendo aventuras.
Tomaría la bicicleta para pedalear fuerte sin fijarme si me caía o raspaba los tobillos como cuando mi papá me enseñó.
Si volviera a ser niño le diría a mi papá y a mi mamá que los quiero, los abrazaría besaría y a mis hermanos que nunca nos separamos.
Si fuera niño otra vez pediría al Niño Dios que nunca me dejara ser adulto.