CAMINANTE
Toño Martínez
Uno de los efectos más cuestionables de la expansión informativa global gracias a las tecnologías de la comunicación, es la perdida paulatina y a veces acelerada, dependiendo del segmento de edades, de la identidad mexicana, y vemos apenas algunas iniciativas y programas de Gobiernos que deben ser guardianes de nuestra idiosincrasia para salvaguardar los elementos que la componen muy pobres.
Estamos inundados de todo tipo de influencias culturales, artísticas, costumbres, estilos de vida y gastronomía de muy diversos países y para los jovenes principalmente Corea, Japón, China, India y algunos Sudamericanos como Perú, Colombia, Brasil y los estilos musicales caribeños.
Estan fascinados e imitan lo que viene de fuera y nos está convirtiendo en mexicanos híbridos a pesar de que el pais tiene extraordinarios elementos y valores que nos hace una de las regiones más propias y atractivas para el Mundo como rituales, folclor, gastronomía, artesanía, ceremonias ancestrales, policromía del vestuario, el mariachi, el huapango y las bandas; danzas como “El día de Muertos”, “Los Voladores de Papantla, ” Los Maromeros” o ritos religiosos como La Procesión del Silencio y El Viacrucis entre otras muchas expresiones, para sentirnos orgullosos de ser de “está tierra bendita de Dios”.
Una cosa es que los mexicanos vengamos de una mezcla de razas indígena, europea, asiática y africana pero construimos una identidad única; en cambio ser híbridos nos hace cachitos de varias cosas, nos descultituriza y confunde; niños y jóvenes están en camino de perder nuestros valores y hay que ayudarlos desde la familia, la escuela y la sociedad para que no terminemos como cantaba Facundo Cabral ” …no soy de aquí ni soy de allá/ no tengo edad ni porvenir/ …”
Todos los legados ancestrales propias que no están a la altura del bombardeo sobre la influencia de otras costumbres.