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Montones de mandarinas

DE FONDO

Fernando Díaz de León Cardona

Rostros desencajados, actitudes de desesperación y en ratos de encabronamiento contenido pero evidente, se observaron cuando 7 de los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación SCJN, se quedaron con las ganas de declarar inconstitucional la Reforma al Poder Judicial propuesta por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, misma que fue discutida y aprobada por la mayoría calificada en las cámaras de senadores y de diputados.

Los medios al servicio del conservadurismo no les quedó de otra que “aguantar o disfrutar la vara” luego de conocerse el veredicto. En Palenque, en Palacio Nacional, en el Senado y en la Cámara de Diputados, se recibieron montones de mandarinas, mismas que se las harían llegar a los ministros opositores a la Reforma, ¡ha! pero no para que se las comieran sino solo para que se las sigan pelando. Al ministro ponente, Juan González Alcántara Carrancá y a la ministra presidenta Norma Piña no les dio un infarto solo porque Dios es grande.

Desde hace varios días, y todavía anoche, los gargantones de algunos medios metropolitanos daban por un hecho de que 8 ministros votarían a favor de la sentencia elaborada por Juan González Alcántara. No fue así, bastó con que el ministro Alberto Pérez Dayán, a quien muy probablemente señalaran de vendepatrias, fue el gran elector o fiel de la balanza al oponerse a la sentencia que buscaba que nuestro país se hundiera en una crisis constitucional y con ello fastidiar la marcha del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Durante largas 5 horas y en medio de acusaciones mutuas por presuntos cambios de opinión o de criterios, refiriéndose concretamente a varias acciones del pasado reciente tomadas por ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, finalmente se impuso la prudencia política en algo que históricamente siempre había sido negociado, solo que esta vez no fue así

por la sencilla razón de que las mayorías calificadas en el Congreso de la Unión no lo requirieron, ni lo ocuparon, así de sencillo.

La expertis y el razonamiento de todos y cada uno de los ministros fue definitivamente sorprendente, solo que esta vez se impuso la razón histórica. Claro que no faltó alguno que dijera y argumentara, que no le encontraba relación al poder transformador del Congreso de la Unión con la voluntad popular expresada en las urnas. Si ello fuera válido y razonablemente justificable, ¿entonces para que las elecciones si al final del día un grupúsculo habrían de decidir sobre esa voluntad soberana depositada en el pueblo.

El desafío de la Corte al Constituyente y a la presidenta de la República, fue tan monumental y descomunal que algunos esperaban se aprobase la sentencia de Alcántara Carrancá, – y luego, – que una o un juez de Distrito desconociera al Poder Ejecutivo Federal, sometiera a proceso penal o administrativo a la mandataria nacional, a los senadores y diputados federales, incluyendo a legisladores locales que aprobaron la Reforma Judicial.

Esto no ocurrirá, simple y llanamente porque era un despropósito y un verdadero intento de golpe de estado; haciendo creer a los mexicanos de que habría un gobierno autoritario o dictatorial. Y digo que era un despropósito y una contradicción, porque el hacedor de la sentencia sí llegó a contemplar la elección de ministros, pero no así la de jueces y magistrados.

Su negativa a la desaparición de organismos internos señalados por corrupción y nepotismo y la permanencia de fideicomisos que los enriquecieron serían intocables, solo que no pasó. En fin, la crisis ya pasó y todos esos gargantones se tendrán que tragar sus palabras y buscarle para sobrevivir, porque de agoreros del desastre, la simulación y la mentira de hambre se morirán.

En otras latitudes, todo apunta a que Kamala Harris será la próxima presidenta de los Estados Unidos.

Hasta pronto

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