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Dos Enriques los cirios funerarios del PRI.

CAMINANTE

Toño Martinez

Como si se tratara de una tragicomedia griega, el Partido Revolucionario Institucional está siguiendo un patrón inalterable hacia su extinción, y la salida de Enrique Octavio de la Madrid Cordero y de Enrique Francisco Galindo Ceballos, dos de los activos más valiosos entre los pocos que le quedaban, lo confirman.

Los dos Enriques vienen siendo los cirios mortuorios que el mismo PRI encendió junto al ataúd dónde reposan los restos del otrora poderoso partido que llegó a ser considerado uno de los más organizados y sólidos del Mundo, pero que entró en estado vegetativo técnicamente.

Con poco más de 40 años en promedio de militar en el PRI tanto de la Madrid Cordero como Galindo Ceballos, resistieron con el partido las crisis que vino enfrentando incluso cuando por primera vez en su historia, perdió la presidencia de la República en el año 2000 frente a Vicente Fox Quesada, cobijado por el Partido Acción Nacional.

Han sido o fueron priistas convencidos de la ideología y principios del PRI. La cadena de derrotas posteriores derivadas de la separación acelerada del PRI con la militancia y del pueblo abandonado sus causas, la fragmentación en células de control que cerraron las puertas de la democracia al grado de desmantelar sus pilares como fueron la CNC, CTM, y CNOP, el Movimiento Territorial y el Sector Femenil, solo vivos en papel y organigrama pero no en los hechos, tampoco hicieron que los Enriques y otros muchos de sangre tricolor perdieron las esperanzas de que el PRI pudiera recuperarse.

Vamos, ni la paliza que le asestó Andrés Manuel López Obrador con su movimiento MORENA en 2018 los hizo trastabillar y estuvieron entre los más leales defensores.

Pero enfrentarse a un remedo de partido, donde, en lugar de reaccionar y poner en acción mecanismos de reunificación y darle a su diezmada militancia un trato digno, dirigentes del PRI como Alejandro Moreno Cárdenas, embriagado de soberbia y mediocridad, se volvieron intolerantes a la autocrítica y a aceptar cualquier comentario para corregir errores y los hicieron víctimas de cacería de brujas

Y como todo tiene un límite, Enrique de la Madrid, un servidor público pulcro y capaz, simplemente se apegó a la lógica del refran “Si en tu casa solo te quieren cuando quieren que estás haciendo ahí..”
y renunció.

En cuanto a Galindo Ceballos lo volvieron perro del mal por la “osadía” de haberse opuesto a la reelección de Alejandro Moreno como líder nacional del PRI y volverse una voz sanamente crítica. Lo acusaron de atentar contra la unidad del partido, la ideología programática y organizativa y lo expulsaron generando una gran controversia.

Pasaron por alto el prestigio de su trayectoria, su hoja de servicios en lo nacional e internacional, su popularidad e inteligencia social que le ganó la reelección como alcalde de San Luis Potosí capital y que es uno de los prospectos más aceptados para disputar la gubernatura en 2027.

Pero bueno, los que mandan en las cenizas del PRI son como la metáfora “El que por su culpa es buey, hasta la coyunta lame”.

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