DE FONDO
Fernando Díaz de León Cardona
Este martes, sabremos hasta donde la Suprema Corte de Justicia de la Nación es capaz de llegar. Para la presidenta de la República Claudia Sheinbaum, son solo 8 ministros los que están generando un problema constitucional mas no una “crisis” como le han llamado los opositores al nuevo régimen.
La mandataria nacional ha dejado muy claro que se tienen dos planes. El primero que serviría para el caso de que la Corte no apruebe el proyecto de sentencia del ministro Juan Luis González Alcántara, que busca anular parcialmente la reforma constitucional aprobada y publicada por el Constituyente – y el otro, para en caso de ser aprobado.
En cualquiera de ambos casos el problema no es sencillo por la actitud de rebeldía asumida por un buen número de jueces federales que se mantienen en paro de labores en varias entidades del país. Por lo pronto, este martes será un día crucial para el gobierno de la Cuarta Transformación y para un grupo de ministros de la SCJN que insisten en legislar sobre lo legislado.
El tema definitivamente ha polarizado a las diversas corrientes políticas y dividido opiniones entre los conocedores del derecho. Algunos, con el apoyo mediático del conservadurismo insisten en que nos encontramos en una verdadera “crisis constitucional” aunque para otros, el problema se reduce a un simple problema de interpretación constitucional al afirmar que los ministros carecen de facultades legales para suprimir lo legislado por el Congreso de la Unión.
Al final del día, para la interpretación y pretensión de unos cuantos, si el proyecto de sentencia elaborado por el ministro Juan González prospera, el siguiente paso es que busque se acate, – de lo contrario, desde la presidenta Sheinbaum hasta los diputados y senadores entrarían en desacato, lo que implicaría desde imponer sanciones de tipo penal o administrativas hasta retirarle la presidencia de la República. ¿Alguien se imagina un escenario así?
Esas serían las condiciones ideales para los opositores al régimen y para la ultraderecha en este país. El otro escenario es que tanto la presidencia de la República, la mayoría calificada de senadores y diputados es no acatar la sentencia, declararse en contra y comenzar a instrumentar los mecanismos que sean necesarios para someter a juicio político a los ministros que pretendan desconocer, modificar o dar marcha atrás a algunos de los artículos constitucionales reformados y oficialmente publicados.
De un lado y otro se argumentará que se está materializando un “Golpe de Estado”. Si fracasa el intento de la Corte, seguramente se dirá que se agotaron los contrapesos, que se dio un golpe mortal a la democracia y que México ha ingresado a una etapa de autocracia o una especie de dictadura. Los gargantones de algunos medios metropolitanos y varios intelectuales dirán que ya somos otra Cuba u otra Venezuela, ya lo veremos.
Por otro lado, si la sentencia del ministro González Alcántara no pasa, el gobierno federal, la mayoría en el Congreso de la Unión y en las legislaturas locales, simplemente se dirá que se respeto la voluntad popular depositada en la Cuarta Transformación el pasado 2 de junio. Obvio que no será el fin de la discusión, cualquiera que sea la decisión será el tema del sexenio por el palo dado a la corrupción y al nepotismo institucionalizado en el Poder Judicial Federal, ni modo que no.
Mientras tanto, para la Corte es su último recurso. Por otro lado, avanza la convocatoria para la elección de jueces, magistrados y ministros. En el INE, ya se formuló un presupuesto para unas elecciones que sin duda serán históricas en el México moderno. Veamos el desenlace y en que termina toda una controversia político-legal que no ha logrado despertar tantas pasiones como la posible llegada de una mujer a la presidencia de los Estados Unidos. Esperemos.
Hasta pronto.