CAMINANTE
Toño Martinez
Cuando la muerte derivada de la inseguridad que golpea a México toca las puertas de Gobiernos de primer nivel, como fueron los asesinatos de Ximena Guzmán Cuevas secretaria particular de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de Mexico Clara Brugada y del asesor José Muñoz, no hay argumento que valga, no existe discurso que pueda maquillar la realidad patética del México ensangrentado, para tranquilizar a la población y menos para eliminar el miedo. Ya nadie para a la violencia.
En un análisis de lo ocurrido, basado en el contexto de las circunstancias del homicidio queda la impresión de que el asesinato no fue casualidad por el día, la hora y el lugar y mucho menos en cuanto a las víctimas, sino un plan diseñado para golpear al sistema político en un punto neuralgico y advertir el poder de organizaciones criminales sobre el estado.
Ese día, martes 20 de mayo el tema de la conferencia mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo era precisamente seguridad. Junto a ella estaban Omar García Harfuch secretario de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Gobernacion, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) Ricardo Trevilla, el Secretario de Marina, Almirante Raymundo Pedro Morales Angeles y el director de la Guardia Nacional, General Hernán Cortez es decir el gabinete completo encargado de proteger a la sociedad; el guión era informar los resultados de la lucha contra la violencia, los carteles del narco, volúmenes de droga decomisados, laboratorios de estupefacientes desmantelados asi como la captura de generadores de violencia y objetivos prioritarios atrapados.
Los números no serían buenos otra vez porque el fin de semana anterior el país registró 273 homicidios dolosos entre elementos de fuerzas de seguridad, niños, jóvenes, mujeres, deportistas pero aún así cumplirían el compromiso de informar.
Todo caminaba conforme a la agenda mañanera pero apenas trancurrían 35 minutos cuando, tras recibir una nota de García Harfuch, la sonrisa se borró de los labios de Claudia, miró al secretario con ojos de estupor y fue evidente su nerviosismo; habían matado a dos funcionarios del Gobierno de Clara Brigada la mandataria de la Capital del País y eso rebasaba cualquier atrevimiento de grupos delincuenciales. Tal hecho sumado a la cadena de homicidios de alcaldes, legisladores, ex gobernadores, candidatos, ministros de culto, productores agropecuarios, quema de negocios y vehículos, asaltos en carreteras, vino a demostrar que Sheimbaun Pardo tiene que dar un golpe de timón a su gobierno, quitarse los lastres de un legado maldito que no la deja gobernar con eficiencia, firmeza para abrirse a todas las oportunidades que pueda utilizar para reordenar funciones y acciones.
A grandes males grandes remedios dice un dicho y llegó el momento de revisar conceptos devaluados de nacionalismo que impiden tomar el toro por los cuernos para resolver o al menos intentarlo.
Fue claro que se sintió vulnerable a pesar del gabinete y con rostro adusto continuó con la mañanera en en ambiente pesado.
Los días anteriores al martes y esa misma fecha, se registraba en distintas regiones del pais una ola más de homicidios incluyendo brutales de policías, jóvenes, mujeres, niños.
Presidenta Sheimbaun el primer paso para cambiar lo que no funciona y lastima es la aceptación de que tiene un problema que no puede resolver y la asfixia; la delincuencia es el principal desafio a su mandato.
Si por salud social de México, por la auténtica soberanía pero sobre todo para restaurar el estado de derecho y la paz es necesario recibir ayuda del exterior contra grupos delictivos como propone Estados Unidos ,acepte!. Eso sí será hacer patria con dignidad y sustentabilidad.